Esta semana, la Corte de Apelaciones de Valparaíso, acogió el recurso de protección interpuesto por la Defensoría de la Niñez que buscaba revertir el dictamen de la Seremi de Salud de Valparaíso que restringía el abastecimiento de agua potable para los habitantes de la provincia de Petorca a 50 litros por persona.
El 8 de abril la autoridad sanitaria de la V región formuló el decreto 456 que aumentaba la provisión de agua vía camiones aljibes, pasando de 50 litros de agua por persona a 100 litros.
8 días después, es decir el 16 de abril, formuló un segundo decreto, el 458 que deja sin efecto el anterior, fijando nuevamente en 50 litros de agua por persona la entrega vía camiones aljibes.
Cuando el Seremi de Salud es interpelado por esta situación, argumenta falazmente que con 50 litros de agua se cubren todas las necesidades individuales, incluso el lavado de manos frecuente para impedir el avance de COVID 19 en los territorios. Interpelado nuevamente, argumenta falta de recursos económicos para subir de 50 a 100 litros de agua por persona.
Es en este contexto que nuestro movimiento, a través de su equipo jurídico, y en paralelo que la Defensoría de la Niñez, interpuso un recurso de protección para dejar sin efecto la resolución 458 y garantizar el aumento de la dotación de agua vía aljibes 100 litros por persona respectivamente.
Con todo, desde Modatima reconocemos y valoramos el recurso interpuesto por la Defensoría de la Niñez, ya que obliga al Estado de Chile a cumplir lo que establece la Organización Mundial de la Salud sobre el acceso al agua.
Lo hemos dicho reiteradamente, no se puede naturalizar la entrega de agua vía aljibes, ya que esto elude la discusión de fondo, es decir, terminar con el régimen jurídico de propiedad privada del agua; sin embargo, en un escenario de pandemia como el que vivimos, es imprescindible contar con un volumen de agua suficiente para preservar la vida digna de la población
Como Modatima seguiremos luchando en esta senda; no solo por que se respete la provisión de agua potable para la población, sino que además, para desmercantilizarla y hacer de su acceso un bien común y un derecho humano.
¡El agua es un derecho, no un privilegio!